lunes, 16 de julio de 2007

Y Felisa perdió la sonrisa

Hace pocos días: Miceli ya no sonreía, Alberto Fernández -que pensaba cómo hacer zafar al gobierno- menos, y el pobre Ginés miraba para otro lado.
Jaqueada por el escándalo de la bolsa de dinero, Miceli puso su renuncia a disposición de Kirchner - Perfil.com

Alguna vez en este gremio hay que darle crédito al que publica una primicia. Una columna de Jorge Lanata, publicada en el diario Perfil, forzó la renuncia de la ministra de Economía, Felisa Miceli. Cuando ya la noticia había trascendido largamente, e incluso había sido ratificada por la agencia estatal Télam, el presidente Néstor Kirchner habló en la Casa Rosada en un acto por obras en Berazategui, pero de la renuncia..., nada. Un asesor ahí, por favor.
Una observación frente a la catarata de comparaciones con el menemismo. No me caben dudas de que durante esos años se perpetraron actos de corrupción de mucho mayor monto económico, pero nunca con tanta desprolijidad. Los millones de dólares que se sospecha pasaron por funcionarios de esos años nunca fueron metidos dentro de una bolsa y guardados en el placard de un baño. Miceli cae por no poder explicar el origen de un monto de dinero que es un vuelto insignificante para el cargo que ocupaba y que asumió como propio. Y está bien que así sea, aunque haya que luchar contra la sensación que subyace en todos los comentarios de que cayó por tarada, por desprolija, por dejar en evidencia el doble discurso, y no por el hecho corrupto en sí.