Es evidente que ver ganar a otros trastorna a Carlos Salvador Bilardo. San Lorenzo se consagró campeón del Torneo Clausura (¿alguien podrá explicarme algun vez por qué el Clausura es el primer de los dos campeonatos del año?), y el tipo, metido una vez más a comentarista, dejó caer una catarata de gansadas que harían que a cualquier periodista lo echaran sin contemplaciones.
Aunque no superó su propio papelón en la final del mundial de Alemania, cuando en la previa del partido se sacó mal con el discurso fascistoide del tipo "lo único que sirve es ganar, sea como sea", los comentarios de Bilardo durante la fiesta de los "cuervos" tuvieron lo suyo. Esta vez, además de los televidentes, el que lo padeció fue el periodista Emiliano Pinzón, a quien interrumpió todo el tiempo para decir obviedades y recomendarle que se llevara "algo" de recuerdo.
Nadie discute que Bilardo tiene pergaminos para hablar de futbol pero es evidente que no puede llevar adelante un relato prolongado sin caer en obviedades, arbitrariedades y otras tropelías, aparte de las que comete con el lenguaje, porque convengamos en que el doctor la única S que no se come es la de naSta.
domingo, 10 de junio de 2007
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